Con algunos meses aprendiste que yo podía conjugar perfectamente con vos y empezaste a disfrutarme. Recuerdo haber pasado muchos veranos recostados en el techo de esa casita de paja que encontramos en la playa, hablando de nuestros amores. Claro que los míos, eran imaginarios.

Hoy a veces te vuelvo a encontrar, en algún espejo, en algún rincón. En algún momento de nostalgia, en alguna cajita de cartas deterioradas o en algún olor en las carpetas de la escuela. Incluso a veces me hablás, siempre preguntándote dónde habré dejado mi valentía ¿Qué fue de esa eternidad que nos prometimos? ¿Cómo se perdura con un amor que se diluye en la memoria?
No comments:
Post a Comment